domingo, julio 19

Artemio Cruz y la segunda muerte de Emiliano Zapata (Parte II)


Los capitales norteamericanos obtenían, directa o indirectamente, jugosas utilidades de su asociación con la dictadura. "La norteamericanización de México, de la que tanto se jacta Wall Street -decía Turner-, se está ejecutando como si fuera una venganza."
En 1845, los E.E.U.U. se habían anexado los territorios mexicanos de Texas y California, donde restablecieron la esclavitud en nombre de la civilización, y en la guerra, México perdió también los actuales estados norteamericanos de Colorado, Arizona, Nuevo México, Nevada y Utah. Más de la mitad del país. El territorio usurpado equivalía a la extensión actual de Argentina. "¡Pobrecito México! -se dice desde entonces- tan lejos de Dios y tan cerca de los E.E.U.U." El resto de su territorio mutilado sufrió después la invasión de las inversiones norteamericanas en el cobre, en el petróleo, en el caucho, en el azúcar, en la banca y en los transportes. El American Cordage Trust, filial de la Standard Oil, no resultaba en absoluto ajeno al exterminio de los indios mayas y yaquis en las plantaciones de henequén de Yucatán, campos de concentración donde los hombres y los niños eran comprados y vendidos como bestias porqe ésta era la empresa que adquría más de la mitad del henequén producido y le convenía disponer de la fibra a precios baratos. Otras veces, la explotación de la mano de obra esclava era, como descubrió Turner, directa. Un administrador norteamericano le contó que pagaba los lotes de peones enganchados a cincuenta pesos por cabeza, "y los conservamos mientras duran... En menos de tres meses enterramos a más de la mitad".
En 1910, llegó la hora del desquite. México se alzó en armas contra Porfirio Díaz. un caudillo agrarista encabezó desde entonces la insurrección en el sur: Emiliano Zapata, el más puro de los líderes de la revolución, el más leal a la causa de los pobres, el más fervoroso en su voluntad de redención social.

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